quinta-feira, 21 de julho de 2016

Vivir la Navidad a la luz de la “Evangelii Gaudium”

Sigue alcanzando una receptividad extraordinaria la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”, recién escrita por el Papa Francisco. Tanto en el plano eclesial como en los más diversos espacios extra-eclesiales, el documento continúa repercutiendo con notable impacto.
Quiero creer que ese impacto llegará más lejos, a medida que sus propuestas de reforma de la Iglesia y de la sociedad vayan siendo apreciadas más de cerca y alcancen el corazón y la mente de un número creciente de lectores y lectoras, católicos, cristianos y no-cristianos.
Como se sabe, el propósito de la EG es ofrecer pistas o directrices de renovación de la Iglesia Católica Romana (con incidencia en la misión de los católicos en la sociedad), para los próximos años de ministerio del Papa actual.
Aunque no se refieran directamente a la Navidad de Jesus, las propuestas allí presentadas guardan algún tipo de relación con el Misterio de la Encarnación. Y no sólo por el hecho de que ese documento haya sido publicado prácticamente en clima de Advenimiento, a pocas semanas de la Navidad.
En estas breves líneas, parto de una pregunta: a la luz de la “Evangelii Gaudium” (EG), ¿que reflexión se puede hacer sobre la Navidad? O ¿cómo se puede hacer una relación entre la EG y los valores que caracterizan una espiritualidad de ese tiempo? Trato de atenerme apenas a algunos puntos: conversión, servicio a la causa de los pobres, espíritu misionario.
UNA NAVIDAD DE CONVERSIÓN – En nuestra sociedad del espectáculo y de exacerbado consumo, muy del gusto de los seductores ídolos de nuestros tiempos, y también muy del gusto de su “cultura de lo descartable”, ¿qué sería verdaderamente convertirnos? ¿Qué seria atender al llamado del Papa Francisco como resonancia al llamado del Evangelio?
Trato de (en/con él) recoger algunos pasos:
– Vencer los llamados del Mercado: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y avasalladora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón acomodado y mezquino, de la búsqueda desordenada de placeres superficiales, de la conciencia aislada.” (EG, n. 2).
– Dejarnos contagiar por la alegría de los pobres: “Puedo decir que las alegrías más bellas y espontáneas, que ví a lo largo de mi vida, son las alegrías de personas muy pobres que tienen poco a qué agarrarse.” (EG, n. 1)
– Dejarnos guiar por el Espíritu: “Llegamos a ser plenamente humanos, cuando somos más que humanos, cuando permitimos a Dios que nos conduzca más allá de nosotros mismos para que alcancemos nuestro ser más verdadero. Aquí está la fuente de la acción evangelizadora. Porque, si alguien acogió este amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a los demás?” (EG, n. 1)
Cuántos ejemplos edificantes y testimonios proféticos tenemos que recoger, en nuestras “corrientes subterráneas”, más cerca y más lejos. Pienso aquí en esta bella historia que nos trae el periódico NCR (New Catholic Reporter) del día 23 de diciembre, acerca del acogimiento, en el tiempo navideño, por hermanas benedictinas en su monasterio, de una musulmana afgana, embarazada de ocho meses, en busca de asilo, experiencia que marcó profundamente sus vidas (cf. relato completo en:
http://ncronline.org/news/sisters-stories/transformations-follow-after-nuns-take-mother-and-child
SERVIR A LA CAUSA DE LOS POBRES como “salida misionaria” 
” Con obras y gestos, la comunidad misionaria entra en la vida diaria de los demás, acorta las distancias, se rebaja – se fuera necesario – hasta la humillación y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores contraen así el «olor de oveja», y estas escuchan su voz.” (EG, n. 24)
“Transformar todo”: “Sueño con una opción misionaria capaz de transformar todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda la estructura eclesial se tornen un canal proporcionado más a la evangelización del mundo actual que a la auto-preservación. La reforma de las estructuras, que la conversión pastoral exige, sólo se puede entender en este sentido: hacer que todas ellas se vuelvan más misionarias, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más comunicativa y abierta, que ponga a los agentes pastorales en actitud constante de «salida» y, así, favorezca la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesus ofrece a su amistad.” (EG, n. 27)
Ejercicio de humildad: comenzar por mí: “Dado que soy llamado a vivir aquello que pido a los demás, debo pensar también en una conversión del papado. Me cabe, como Obispo de Roma, permanecer abierto a las sugestiones tendientes a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al significado que Jesus Cristo pretendió darle y a las necesidades actuales de la evangelización.”
¡Antes de la tradición, el Evangelio!: “En su constante discernimiento, la Iglesia puede llegar también a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy enraizadas en el curso de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje habitualmente no es percibido de modo adecuado. Pueden hasta ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio a la transmisión del Evangelio. ¡No tengamos miedo de revisarlas! Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas, pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como canales de vida.”
UNA ESPIRITUALIDAD DE ÉXODO, DE CAMINO: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y embarrada por haber salido por los caminos, a una Igreja enferma por el encierro y la comodidad de agarrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada en ser el centro, y que termina presa en una maraña de obsesiones y procedimientos.”
– Una misión que denuncie las raíces del sistema: “Hoy, en muchos lugares, se reclama más seguridad. Pero, mientras no se eliminen la exclusión y la desigualdad dentro de la sociedad y entre los diversos pueblos será imposible desarraigar la violencia. Acusan a los pobres por la violencia y a las poblaciones más pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un terreno fértil que, más temprano o más tarde, han de provocar la explosión. Cuando la sociedad – local, nacional o mundial – abandona en la periferia a una parte de sí misma, no hay programas políticos, ni fuerzas del orden o servicios secretos que puedan garantizar indefinidamente la tranquilidad.
– Una misión que supere el eurocentrismo: “No podemos pretender que todos los pueblos de los diversos continentes, al expressar la fé cristiana, imiten las modalidades adoptadas por los pueblos europeos en un determinado momento de la historia, porque la fé no se puede confinar dentro de los límites de comprensión y expresión de una cultura. Es indiscutible que una única cultura no esgota el mistério de la redención de Cristo.”
(También) para esta Navidad, la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” nos trae fecundas inspiraciones de cambio, de conversión personal y comunitaria. ¿Estamos dispuestos a impregnarnos de sus intuiciones evangélicas?
Traducción: Rolando Lazarte

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